Por Emilio Zinerón para Eclécticamente Arte.

En la tumultuosa década del ’50, una compañía de teatro del conurbano se propone montar una producción de “La Gaviota” con la guía de una profesora de teatro ruso que los obligará a enfrentarse con el reflejo de la verdad en cada uno de ellos.

En la década del ’50, en medio de esos agitados años de incertidumbre y de cambios políticos y sociales, un grupo de teatro, la mayoría de sus integrantes con poca experiencia y con tan solamente una producción anterior estrenada, se encuentra ensayando “La Gaviota” de Anton Chejov. Todos ellos tienen empleos sin relación con el teatro o se encuentran desocupados. A pesar de ello, se esfuerzan por encontrarse a ensayar y avanzar con el montaje. Lo que todos ellos comparten es el deseo de que el espectáculo que se encuentran preparando pueda modificar el espíritu del pueblo para el cual la presenten como una cierta forma de elevación o emancipación intelectual o espiritual.

El autor Gabriel Virtuoso, que hasta hace poco protagonizó “La Discreta Enamorada” ganadora del Ace de Oro 2017, sitúa a estos personajes y propone un juego de teatro dentro del teatro. Estos aspirantes a actores leen e investigan sobre las enseñanzas del maestro de actuación Constantin Stanislavski y sus evoluciones; están deseosos de crecer, de habitar y dar vida a los personajes de Chejov pero todavía están muy lejos de lograrlo. Es ahí cuando entra en escena una maestra rusa de teatro, una enorme presencia en el escenario bellamente encausada por Gabriela Villalonga, que se cargará al hombro la tarea de ayudar a estos intérpretes a acercarse a la verdad escénica.

La dirección de Guillermo Ferraro resulta muy precisa y ha enfatizado especialmente en las destrezas actorales de su elenco, buscando los momentos adecuados para que cada uno de ellos brille sin que parezca impuesto, y además, buscarle los diferentes matices y sentimientos contradictorios a estos personajes. Algunos de los actores corren con el doble trabajo de dar vida a los personajes escritos por el autor que, a su vez, componen por momentos a Nina, Trigorin y varios de los seres inmortalizados por Chejov en “La Gaviota”. En ese punto, el vestuario y la escenografía a cargo de Virginia De Los Santos ilustran de manera muy convincente la década descrita y las idiosincrasias de la época.

La propuesta cuenta, entre otros elementos, con una decena de guiños al trabajo del actor, el entrenamiento y la búsqueda del trabajo por adquirir la llamada “verdad” y “organicidad “en el teatro. Esto no significa que alguien ajeno a estas cuestiones no pueda sumergirse en este mundo sino por el contrario, descubrirlo y empaparse con las alegrías y congojas de quienes transitan esa profesión. Además, abundan múltiples referencias temporales, sociales y económicas de los ’50, desde menciones a equipos de fútbol a películas y figuras célebres de aquellos tiempos.

“Ensayo de una Utopía” explora diferentes perspectivas sobre el hacer artístico, no solamente sobre el teatro, sino también indaga en la relación de las personas con el ímpetu y la pasión por crear, sus vínculos con el arte y más ampliamente, sobre la estrecha relación entre la condición del ser social y el teatro.

Elenco: Juan Trzenko, Mónica Spada, Gabriela Villalonga, Fernando Atias, Ariel Guazzone, Natalia Vozzi, Nicolás Fabbro, Pettu Salama, Ariel Mangiavillano,.

Vestuario y Escenografia: Virginia de los Santos / Coreografía: Eluney Salazar / Diseño de luces: Diego Todorovich / Arreglos de Sonido: Juan Pablo Maicas / Diseño Grafico: Leila Tanuz / Prensa: Simkin y Franco/ Asistencia de Dirección: Antonella Loccisano /Producción: Pettu Salama

Director: Guillermo Ferraro / Dramaturgia: Gabriel Virtuoso

 

Funciones: domingos a las 18hs
Entradas: $220

Teatro: El Grito –  Costa Rica 5449

Duración: 70 minutos

Informes: 4989-2620

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