Por Emilio Zinerón para Eclécticamente Arte

«Un camarín donde Enrique Santos Discépolo y sus fantasmas transitan el entramado laberinto del 23 de diciembre de 1951, preámbulo de su última función en el teatro de la vida.»

Luis Longhi escribe y protagoniza un espectáculo grotesco musical sobre la vida y figura del tanguero Enrique Discépolo.

Pocos compositores de tango han dejado una huella tan arraigada dentro de la cultura musical como Enrique Santos Discépolo, una figura icónica de la Argentina de la primera mitad del siglo XX. Muchos de los tangos que compuso en vida forman parte del imaginario popular de los argentinos pero hay tanta tela para cortar de su vida: que además de músico y compositor, fue actor y cineasta; que fue un ferviente militante; que quedó huérfano siendo aún un niño y fue su hermano, el célebre dramaturgo Armando Discépolo quien lo crio desde aquel momento… a pesar de haber vivido solo medio siglo, se pueden contar infinidad de historias de su figura.

Ahora, el versátil actor y escritor Luis Longhi se calza el traje de este personaje legendario y sube a escena todos los domingos en la sala del Teatro la Comedia en una obra de su propia autoría titulada a secas “Enrique” bajo la dirección de Rubén Pires.

La obra sitúa al intérprete en el 23 de diciembre de 1951, la fecha en la que Discepolín fallecía, pero aquí se encuentra en un camarín, ansiosa y retrasando el momento de salir al escenario a enfrentarse con su público entusiasta listo para una última presentación. Claro que él no está solo en escena: hay un asistente que llega apresurado para avisarle que su fanáticos lo aguardan, que se acomodan, que es el momento de salir para la función, pero él prefiere demorar el momento de presentarse, acechado por sus fantasmas y fantasías que lo siguen hasta el último día de su vida.

Longhi realiza una labor apoteótica desnudando la intimidad de este hombre, sus anhelos, deseos, sus temores y fracasos… su actuación  es frenética y vertiginosa, pudiendo dotar a su creación de comicidad pero también de profundidad emocional.

El joven actor Nicolás Cucaro personifica a ese asistente del teatro que lo acompaña, y bien que consigue estar a la altura de semejante desafío, manteniendo el ritmo con su compañero, logrando que el espectador nunca pueda dejar de prestar atención. No obstante, pocas veces estarán solos, siempre habrá una tercera mirada sobre ellos, alguien que pareciera actuar como juez o recuerdo de los actos cometidos en vida por Enrique.

Pires ha sabido sin dudas aprovechar muy bien los recursos tanto de sus intérpretes como de la sala del teatro La Comedia, entiendo el espacio como un lenguaje poético en sí mismo. “Enrique” es sin dudas una gran clase de actuación e interpretación que nadie debería perderse.

De: Luis Longhi

Actores: Luis Longhi, Nicolás Cucaro y Eleonora Dafcik

Dirección: Rubén Pires

Entrenamiento vocal: Guillermo Fernández- Marina Tamar

Entrenamiento de piano: Federico Mizrahi -Víctor Simón

Entrenamiento de baile de tango: Luis Solanas

Diseño y realización de mascaras y maquillaje: Analía Arcas

Diseño y realización de peluca Enrique: Miriam Manelli

Diseño y realización de objetos: Ale Farley-Katy Raggi

Diseño de escenografía, vestuario e iluminación: Rubén Pires

Asistente de dirección: Alma Curci

Asistente de producción: Mechi Landó

Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia

Fotografía y video: Pic by Lis

Prensa y difusión: Tehagolaprensa

Teatro La Comedia: Rodríguez Peña 1062, CABA.

Funciones: domingos a las 18hs

Entradas: $300 / Jubilados y estudiantes: $200 – Plateanet

Duración: 60 minutos

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