Reseña realizada por Emilio Zinerón (*)

OTHELO: SIGUE CAUTIVANDO AL PUBLICO DE BUENOS AIRES

Después de varios años en cartel, el “Othelo” adaptado y dirigido por Gabriel Chamé Buendía no deja de sorprender al espectador teatral de Buenos Aires. No importa si el espectador es alguien que lo descubre por primera vez o alguien que ya tiene varias funciones vistas a través de  los años y lleva a alguien nuevo a descubrir la pieza, la garantía de risas y disfrute es total. Y conforme el espectáculo siga su cauce natural (ahora subiendo a escena en la Sala Caras y Caretas), pronto llegará a cumplir una década de funciones interrumpida solo por los meses de cuarentena.

Y es que aunque la obra se caracteriza por su interpretación clownesca y… animémonos a decir para contextualizar: posmoderna y/o innovadora, Buendía no solo respeta el texto original de Shakespeare, sino que es sumamente fiel a la fuente, de maneras que muchos directores no logran serlo montando textos del dramaturgo más representado de la historia.

Para el crítico literario Harold Bloom, Shakespeare no tenía género en su dramaturgia: podía mutar de una situación a otra alternando diferentes tonos, y esta es una buena definición para esta adaptación. Las escenas pasan por la tragedia isabelina, generando momentos hilarantes, llenos de carga poética que se entremezclan con episodios bufonescos y chistes chabacanos, fusionando la tragedia con el humor propio del clown del que Buendía es especialista.

El director ha sabido especialmente aprovechar el rol de Yago en la historia, villano del canon shakesperiano por excelencia, y su función en la historia: con su habilidad para improvisar y con su malicia característica, construye información como si fuera el mismísimo dramaturgo y se consolida como auténtico arquitecto del desastre, como un precursor de Guasón nacido en épocas del Bardo. Si bien en el texto original, Yago parecía ser el único consciente de que desempeñaba una función en una historia; aquí los personajes son más o menos conscientes de que juegan un papel en la trama. El elenco -formidable por cierto- compuesto por Matías Bassi, Gabriel Beck, Martín Lopez Carziolo, y Justina Grande en reemplazo de Elvira Gomez en la función que presenciamos, se desdobla y muta continuamente en diferentes personajes (bellísimo lo de Lopez Carziolo que lleva la tarea de encarnar varios roles y hacerlos interactuar entre sí). La escenografía y el vestuario juegan muy acertadamente en este rompecabezas escénico, pero los actores también construyen muy bien los diferentes espacios con sus cuerpos y discursos.

El director aprovecha  los intérpretes con los que cuenta y estos le sacan jugo a cada situación y utilizan diversas herramientas hilarantes para ubicar al espectador y, vale la pena recalcarlo, no dejar que se pierda en la trama, ya que si bien hay mucha risa, no se pierden elementos propios de la tragedia como la reputación, los celos y la desconfianza. Un Shakespeare fiel a la fuente como pocos.

 

AUTOR: William Shakespeare

ADAPTACION Y DIRECCION: Gabriel Chamé Buendía

ELENCO: Matías Bassi, Elvira Gómez, Gabriel Beck, Martín López Carziolo (Reemplazo: Justina Grande)

ASISTENCIA DE DIRECCION: Justina Grande

ASISTENCIA DE ESCENARIO: Cecilia Ceresole y Ariel Dabbah

FOTOGRAFIA: Gianni Mestichelli

DISEÑO GRAGICO: Matías Bassi

PRODUCCION ADMINISTRATIVA: Micaela Fariña

PRODUCCION EJECUTIVA: Juan Gabriel Yacar

DISEÑO SONORO: Sebastián Furman

DISEÑO DE ILUMINACION Y ESCENOGRAFIA: Jorge Pastorino

PRODUCCION: Buendia Theatre

PRENSA: Mutuverría PR

Funciones: Viernes 20 hs.

Teatro: Caras y Caretas 2037, Sarmiento 2037

Entradas $600 en venta en ALTERNATIVA

 

(*) Director, Actor y Gestor Cultural.

Eclécticamente Arte: Cuenta con el Apoyo de PROTEATRO – Premio FARO DE ORO 2020