Reseña realizada por Mirta Mato.

“El zoo de cristal” es una de las obras de Tenesse Williams más frecuentadas y amadas por directores, actores y actrices.  En este caso, la obra original esta versionada por Mauricio Kartun, lo cual aporta una garantía extra. Y el resultado realmente no defrauda.

En el escenario del teatro del Picadero, con una escenografía e iluminación austeras, se nos presenta de manera clara la casa de una familia de clase media baja del sur de EEUU, en los años treinta.

Aparece el personaje de Tom (interpretado por Agustín Ritano), que es, además, quien narra la historia y nos presenta al resto de los personajes: su madre, Amanda Wingfield (Ingrid Pelicori), su hermana Laura (Malena Figó) y, más tarde aparecerá Jim (interpretado por Martín Urbaneja).

Cuando comenzó la acción, me di cuenta de que el texto me resonaba de otra manera.  Vi varias puestas de la obra a fines de los años 70, y la leí muchas veces (me la sé casi de memoria) Tenía en mi cabeza la imagen de los personajes y mi mirada de aquellos años.  A los pocos minutos de comenzada la función, los recuerdos se esfumaron y la obra me atrapó como siempre pero distinto, porque yo tampoco soy la misma piba que era a los 18.  Ahora pude comprender a esa madre (Amanda Wingfield) preocupada por el futuro de sus hijos, pero sobre todo de su hija Laura, que carga, además, con una discapacidad física que la limita bastante.

Ingrid Pelicori logra transmitir esa desesperación por tratar de encontrar una posibilidad que le asegure a su hija un porvenir lo más feliz y acomodado posible.  No vemos solamente una madre ansiosa y que, por momentos ahoga a su hija y a su hijo con tantos consejos y recomendaciones, no. Ingrid Pelicori logra momentos de una sutil emoción, donde podemos ver su sufrimiento de mujer abandonada, pidiendo sus deseos a la luna, o recordando su juventud y tiempos mejores.

Agustín Ritano construye un Tom que se debate entre conformar a su madre, cumplir su rol de hermano mayor, siendo el sostén de su familia y su terrible necesidad de liberarse, irse a donde sea buscando su propio camino.

Malena Figó encarna de manera exquisita al personaje de Laura (el más entrañable, puro e inocente de la obra), todo es verdad en ella; su timidez y su inocencia hacen imposible no conmoverse.

Y la escena en la que se suma Jim O`Connor, un personaje emprendedor, interpretado con solvencia y eficacia por Martín Urbaneja; es quizá el momento culminante de la obra.  Jim O`Connor pasa por la casa como una ráfaga de futuro y energía positiva. Pasa y deja huella.

La Puesta en escena y dirección de Gustavo Pardi, se completa con un vestuario que acentúa la característica de los personajes; una diseño sonoro y música original que enlaza cada escena de manera perfecta y ubica muy bien la época. Aquí hay mucho trabajo, y se nota.

La obra es agridulce, porque la vida lo es.  Personajes entrañables, bien interpretados que nos sumergen por casi dos horas en su pequeño gran mundo que, en algún punto, es también el nuestro. Muchas veces, intentar cumplir los propios sueños requiere acciones que pueden causar dolor a otros, pero son inevitables.

Confío en la fuerza de Amanda Wingfield, la sensibilidad de Laura y el empeño de Tom para que sus vidas hayan continuado lo más felices posibles.  Eso me quedé pensando cuando la obra finalizó.

No dejen de ver “El Zoo de cristal” en el Picadero.  Los martes a las 20.00.

Autor: Tennessee Williams

Versión: Mauricio Kartun

Ingrid Pelicori: Amanda Wingfield

Agustín Rittano: Tom Wingfield

Malena Figó: Laura Wingfield

Martín Urbaneja: Jim O’Connor

 Dirección de arte: Stella Maris Santiago

Diseño de vestuario: Julio Suárez

Diseño de escenografía: Cinthia Chomski

Diseño de iluminación: Horacio Novelle

Diseño gráfico: Stella Maris Santiago

Música original y diseño sonoro: Silvina Aspiazu

Fotografía: Nacho Lundadei y Federico Sosa

Comunicación y prensa: Mutuverria PR

Asistencia técnica: Ramiro García Zacarías y Matías Noval

Asistencia de producción: Glenda Aramburu

Asistencia de dirección: Carito Krivoruk

Producción ejecutiva y artística: Alejandra García

Dirección: Gustavo Pardi

Duración: 100 minutos

Funciones: Martes a las 20 h.

Teatro Picadero – Enrique Santos Discépolo 1857

Entradas: $6.000

En venta por PLATEANET