Por María Eugenia Heyaca para Eclécticamente Arte.

La Sala 1 del Teatro La Comedia nos recibe para dar inicio a un momento mágico, ese que vivimos con gran entusiasmo aquellos que, apasionados por este arte, nos entregamos a imaginar nuevos mundos acompañando cada una de las historias de las que somos espectadores.

El diseño del espacio escénico (Eugenio Zanetti) es sencillo, me doy cuenta al observar el escenario por primera vez que voy a tener el placer de ser testigo de una obra en donde lo importante es lo que se dice, nada distrae. Distintas proyecciones y sólo tres sillas blancas se ubican en el escenario, una a la derecha, otra a la izquierda y, la última, en el medio de ambas. Minimalista y muy efectivo.

Comienza la obra y Any Sweeny (Graciela Dufau) se adueña del centro del escenario, puedo notar que es una mujer ciega, lleva el clásico bastón blanco, es alegre, inquieta y vivaz. Algunos recuerdos sobre su severo padre, tiñen su relato de manera sombría, con algunos dejos de nostalgia.

Es el turno de conocer al Dr. Wasserman (Nelson Rueda), un brillante oftalmólogo que se ha visto obligado a escapar del recuerdo de una vida feliz para seguir con su carrera en un pequeño hospital de pueblo. Allí lo visitan Any y su esposo Martin Sweeny (Arturo Bonin) un hombre curioso, entusiasta, inquieto, amigo de las causas nobles. Es ésta última característica de su personalidad la que los conduce hasta dicho consultorio.

Martin ha estudiado todo lo que ha podido encontrar en relación con la ceguera de su mujer, su entusiasmo crece a medida que encuentra en sus apuntes la posibilidad de que Any vuelva a ver.  No puede dejar de insistir al Dr. Wasserman, él tiene que operarla. Ésta, su principal “causa noble”, tiene que llegar a buen puerto.

Pero en el momento en que el Dr. Wasserman acepta operar a Any se desata el conflicto: ¿Qué pasará con el mundo como Any lo conoce? ¿Es su propio deseo volver a ver? ¿Cuánto somos capaces de arriesgar por no defraudar a quienes ponen su esperanza en nosotros?

Estas preguntas irán encontrando su respuesta a lo largo de la obra, o bien será nuestro trabajo darles un cierre ya que es virtud de ésta llevar al espectador a la reflexión constante.

Tengo que reconocer que está obra me ha inquietado bastante, sigue dando vueltas en mi cabeza la idea de que  aquellos que conforman la mayoría entendida según los cánones de qué es normal para la sociedad, no pueden aceptar que otros mundos sean posibles, nos cuesta entender que ver no es comprender.

Debo decir que las interpretaciones son magistrales, ver a estos actores desplegar su arte sobre el escenario me ha dejado sin aliento y me ha llenado el corazón; y la dirección de Hugo Urquijo es exquisita, consigue hacer funcionar cada una de las piezas de esta bellísima obra.

Con una dramaturgia extraordinaria (Brian Friel) e interpretaciones que se llevan el aliento “Ver o no ver” brilla en la cartelera porteña con un público enardecido que aplaude de pie, se emociona hasta las lágrimas y expresa su entusiasmo exclamando “Bravo” ¿Se puede agregar algo más?

 

“VER Y NO VER” del dramaturgo irlandés Brian Friel con un elenco que incluye a Graciela Dufau, Arturo Bonin y Nelson Rueda con dirección de Hugo Urquijo, escenografía de Eugenio Zanetti y vestuario de Sebastian Sabas. Prensa Duche & Zárate.

Funciones:

Miércoles a las 21hs

Sábados y domingos a las 18

Localidades: $ 450.- Venta por Plateanet

La Comedia (Sala 1) – Rodríguez Peña 1062 / 4815-5665

www.lacomedia.com.ar