Nota realizada por Silvina Macri.

EMILIANO CHIARELLI se presenta de esta manera: «Nací en Buenos Aires hace casi medio siglo. No sé si quería ser abogado, pero lo soy; me especialicé en derecho empresario y financiero, vivo de eso. Desde hace años comparto la vida con Juliana. En mis ratos libres viajo, estudio italiano y francés y visito a mi terapeuta, y leo todo lo que pasa por mis manos. Pero sueño vino, futbol, política… y teatro.»

Recientemente estreno su obra SANTA TERESITA, y quisimos saber y conocer más…

E.A.: Cómo iniciaste tu camino artístico?

Emiliano Chiarelli: Diría que en mi casa los libros y el cine tienen, tuvieron siempre, un lugar de privilegio. Vi «Roma, ciudad abierta» y «Ladrones de bicicleta» antes de los 10 años. En relación con el teatro, a los 12 años el papá de un amigo me llevó a ver «Chau Misterix» y me fasciné con ese mundo; el hermano de aquel amigo hoy es asistente de dirección en «Santa Teresita». Hay semanas en las que voy al teatro seis de las siete noches, ver cine a la tarde y al rato ir al teatro, o ver dos obras en una misma noche son situaciones frecuentes en mi vida. No sé si llamarlo camino artístico, pero este mundo del que te cuento es una presencia muy poderosa en mi historia personal. Leí mucho sobre teatro y cine, fui y soy un espectador ávido y persistente. Luego tuve la suerte de cruzarme con Sol Pavez, de quien aprendí mucho. Y también con Héctor Calmet, el gran escenógrafo. El placer de charlar con él en su casa, tantas tardes…En definitiva, a golpes de lecturas, de charlas con personas sobresalientes y de ver mucho teatro me fui formando. Pero soy abogado, hago derecho financiero, de eso vivo y eso ocupa gran parte de mis días.

E.A.: Cuál fue el disparador para la escritura de la obra?

E. C.: Es una obra que comencé en 2018 y abandoné un rato después. La retomé a principios de 2022. Siempre me resultaron interesantes temas como la insatisfacción y el desamor en las parejas, pero no sólo en ellas. Las lecturas de Bauman acerca de una sociedad líquida, identidades líquidas y el amor líquido me sedujeron en tanto miradas inquietantes y perturbadoras, aunque no aparezcan de modo explícito en la obra, están ahí.

Santa Teresita habla de tres relaciones rotas, del desamor, del desencantado. Y de las dificultades que tienen los personajes para pensar en algo distinto. Están desorientados, y padecen la angustia de no saber cómo seguir. Son tragedias cotidianas, pero profundas que se dan en una época determinada, esta época. Pero la obra también nos cuenta de ciertos refugios… la infancia, los afectos primarios, la música, los juegos. Pretendí mirar ese paisaje desde una perspectiva actual. Es decir, no pensar la insatisfacción en general sino en esta coyuntura, en estas particulares circunstancias. En definitiva, un grupo de amigos, algunos son pareja, que a la mitad de sus vidas se enfrentan a un cambio de época que jaquea sus vínculos, todos sus vínculos. Con lo que tienen, hay que empezar otra vez, dar pelea en ese escenario tan nuevo y tan ajeno, que ahora es el suyo.

E.A: Cómo fue el proceso creativo desde la puesta en escena de la obra?

E.C.: En Santa Teresita tenemos tres parejas, una de ellas no tiene casa, en el sentido de no tener un hogar. Trabajamos con eso en un escenario no muy grande. Debimos pensar los colores, leer sobre teoría del color, sobre Picasso y el periodo azul y el rosa, hoy miro atrás y veo una serie de disparates hermosos, de búsquedas muy interesantes. Dividimos el escenario en dos, utilizamos paneles para dar forma a cada casa y los colores para remarcar cada espacio. Las casas tienen colores muy singulares, que elegimos luego de pensarlos y repensarlos. La elección de la música, desde Depeche y Radiohead a «Pequeña», ese vals perfecto de Homero Expósito, terminó de configurar un muy largo trabajo.

E.A.: Los cambios de época, de paradigmas, el amor y lo vincular, desde Emiliano, cómo te fueron transformando?

E.C.: Es difícil definir una época, advertir y analizar sus cambios… en algún sentido, ciertas modificaciones, aún profundas, se dan en términos de acentuar lo que hay, no lo enfrentan, lo consolidan. En este contexto, los vínculos afectivos, todos, se han precarizado. La idea de una pareja «para toda la vida» se vuelve casi intolerable. Todo es más liviano, más modesto, más cualunque me animaría a decir. Y quizá por eso, también más llevadero. En ese juego entre peso y levedad, la balanza se inclina en favor de la levedad, claramente. Sin embargo, el amor supone encuentros y desencuentros, no es sólo felicidad. Te diría que más que preocupación siento tristeza. En lo personal, si bien nadie escapa a su contexto, encuentro amparo en mi familia, mi pareja y mis muchos amigos. La tendencia al individualismo asusta, pero todavía hay refugios. Los hay en el pasado y también en el tiempo por venir. En el final de la obra, aparecen algunos…

No puede negarse la importancia del dinero en esta sociedad, pero me asusta su presencia en lugares que no deberían ser regidos por las reglas del mercado. Me interesa mucho lo que tiene para decir Michael Sandel; un autor central para pensar estos tiempos. En la obra se alude a esa mercantilización, un padre que adora a su hijo, que se preocupa por él, quiere que su hijo lea, pero… ese vínculo hermoso que debería haber entre un nene y un libro aparece mediado por el dinero; la madre lo dice con toda claridad y angustia: «le paga para que lea». Me gustaría que algo de todo esto se reflejara en la obra.

 

FUNCIONES: Sábados de Agosto y Septiembre, 22.30 hs.
Teatro Ítaca (Humahuaca 4027)
Entradas en Alternativa Teatral y en el teatro

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICO 
Con: Darío Cassini, Micaela Cortina, Jonathan Esquivel, Zaida Mazzitelli, María Gabriela Peña y Damián Suarez
Dramaturgia y Dirección: Emiliano Chiarelli
Diseño de Iluminación y escenografía: Héctor Calmet
Vestuario: Paula Vázquez
Asistencia de dirección: Yago Aucejo
Fotografía: Diego Montero
Prensa: Luciana Zylberberg

IG: @santateresota.obra