Reseña realizada por Mirtha Solis.

Al llegar, subís al segundo piso “C”, al abrirse la puerta, te reciben con un rico té y una gran sonrisa. Mientras esperas y con tecito en mano, Se escucha a través de un telón colorado, música de chelo que viene desde la sala.

Al ingresar a la sala, un recinto tan pequeño como acogedor, y en medio de una escenografía minimalista y simple, se encuentra, Olga (Olga Marcela Farías), que con su chelo llena el espacio de magia, y es quien acompasa toda la obra con sus melodías. Haciendo las veces de receptora y cómplice, del decir de la actriz.

La actriz, Anahí Martella, protagoniza el primer unipersonal, escrito y dirigido por Paula Simkin. Nos relata, lo que desde mi punto de vista, se convierte desde el primer momento en la punta del ovillo, un disparador, a muchas reflexiones personales.

Nos trae desde su relato, un espejo virtual y en el reflejo de las relaciones humanas y sus laberintos, en medio de la liquidez cotidiana simplificando la complejidad de las relaciones y sus vericuetos, en un mensaje de voz a través de un teléfono móvil.

Es una Interesante Obra. El texto de Paula Simkin danza en escena, Excelentemente representada por Anahí Martella, y musicalizada a la perfección por Olga Marcel Farías.

“… Qué pasa cuando termina el amor? Mariana intenta comprenderlo a cinco años del cierre de su última relación, cuando un mensaje la lleva a repensarlo todo…”

Actriz: Anahí Martella /

Música en vivo: Olga Marcela Farías /

Autoría y dirección: Paula Simkin

La obra se presentó en el  marco del ciclo «A la hora del té»- Próximamente más fechas de Funciones.