Por Maru Cesanelli para Eclécticamente Arte.
Valijas cargadas de sueños… un péndulo gigante en medio del escenario que pide a gritos estar en movimiento y que el tiempo comience a jugar su juego… Tres mujeres… tres hermanas y ese deseo profundo, casi enloquecedor, de encontrar la tan ansiada felicidad…
Una ciudad pequeña que atrapa, aplasta, opaca… Moscú se presenta como la posibilidad de una vida felíz… sus museos, sus calles, su música…
La vida las asfixia y ellas ahí, rodeadas de valijas que no las conducirán a ningún sitio más que al agobio de sus sueños truncos…
Tres actrices maravillosas entregadas a ese vínculo que se despliega tan real frente a un espectador que aplaude cada cambio de escena… Frescas, conectadas, presentes les dan vida a estas tres hermanas sumidas en un sitio sin salida…
La música de Sergio Vainikoff y las coreografías de Mecha Fernández dan aire en medio de tanto agobio y llenan el ambiente de una felicidad que se vislumbra posible si se hubieran atrevido, pero ese baile felíz se ve interrumpido por una realidad que se obstina con ellas…
Daniel Marcove con una dirección impecable… Tres actrices en manos de un orfebre que sabe tallar esos tres metales preciosos que tiene entre manos.
Olga… Maya… Irina…
Alejandra… Maia… Antonia…
Tres hermanas entrañables representadas por tres actrices deliciosas….
Chejov en una relectura excelente de la mano maestra de Mario Diament que pone en primer plano a estas tres hermanas, sus creencias, sus impotencias, sus sueños… El resto de los personajes de la obra de Anton Chejov son evocados por los relatos de estas tres mujeres que anhelan escapar de este pueblo y Moscú se presenta como su salvación.
Olga dice algo así como que la felicidad uno solo se dio cuenta que la tuvo cuando la perdió…. Ellas fueron felices en Moscú y ahora ¿que las detiene para volver? Es la pregunta que me hice durante la función… por qué Olga, la hermana mayor, no las agarra de la mano y las sube a ese tren que pasa a las cuatro de la tarde de cada día… por qué Maya, tan ahogada en un matrimonio sin amor no toma la iniciativa… e Irina con sus apenas veinte años, su espíritu de libertad y sus ansias de vivir una vida independiente, sin marido, sin ataduras… ¿porque no lo hace?… ¿que las paraliza?….
La foto final de la obra es bellísima y uno se llena de esperanzas que tal vez en el otoño….