Reseña realizada por Silvina Macri

“En el país de «no me acuerdo», Doy tres pasitos y me pierdo…”  – María Elena Walsh –

Nos asomamos a esa casa… donde 2 familias, separadas en dos habitaciones, se encuentran en el velorio del mismo padre… Comenzamos a saber de la historia de esos 4 hermanos que viven en Buenos Aires, y son quienes estuvieron con su padre en los últimos años. Se vislumbra una red vincular, donde no todo se dice, pero, se echan culpas, se van cayendo las máscaras que “todo está bien” … se van despojando como pueden, de sus dolores, de los vínculos que construyen y se desmoronan, y se deja entrever la relación y la imagen que tienen, cada unx de ellxs, con ese padre, que ante la ausencia empiezan a duelar poniéndolo en palabras, y también mezquinando de ellas para no mostrarse tal cual son…. mostrando sus miserias.

En la otra habitación, también se va desgranando ese interjuego  vincular que va destapando resquemores, sufrimientos que se callan, y esa figura paterna ausente. Ellos, son esa familia que abandono en San Juan, para irse a Buenos Aires. Se empieza a destapar la memoria, a correr los velos de quien fue realmente ese padre… que ese hermano mayor fue descubriendo, y se interpela como hace para decirlo…

Ambas familias, por primera vez se ven las caras, a esos nombres que cada uno invistió como su memoria y relato pudo, en este aquí y ahora tienen rostros… Sin saber ellos creen que no son tan distintos, que ambas familias, no son los “otros”… Están tan hermanados, con las mismas falencias, y temores, que ni se lo imaginan…

Las Actuaciones de todo el elenco, son impecables, sin fisuras, con una dinámica teatral donde ponen en juego de una manera definida y perfecta, dándole los matices e identidad, a cada personaje de manera extraordinaria.

La dramaturgia excepcional, de Pablo Belocchio, nos da la oportunidad de poder conocer esa ligadura entre ambas familias, nos presenta a cada personaje en esa historia, y que hay por detrás de esa sombra que refleja la figura de ese padre.

Cabe destacar la exquisita música original de Juan Pablo Schapira, y la escenografía excelente de Sabrina López Hovannessian, de manera perfecta y funcional a la puesta en escena, propuesta.

La dirección está a cargo de Gastón Cocchiarale, donde nos da la oportunidad de adentrarnos en cada cuarto, vivenciando con cada familia, de una manera sublime. Somos espectadores de una historia, desde una habitación y la otra, donde nos sorprende. De forma exquisita, con una precisión que no deja nada librado al azar, denota el trabajo minucioso, donde confluye la puesta, el trabajo actoral, el tempo. Maravilloso trabajo.

Y quisimos saber más, y le preguntamos a su director…

EA: ¿Cómo fue el primer “encuentro” con el texto de la obra, ese diálogo entre texto y director, para luego tomar cuerpo en la puesta en escena? 

Gastón Cocchiarale: “Más que un primer encuentro fue un reencuentro, porque este mismo material lo interprete como actor en el año 2015, en Timbre 4, con la dirección de Pablo Belocchio que es el autor. Cuando Tamara Liberati (Dana) es una de las actrices, productora y gestora del proyecto, me acerco este material de vuelta para trabajar, me pareció que había muchas puntas importantes donde había que poner la tensión como director. Una de ellas era el trabajo de los actores, principalmente, como todo en el teatro para mí se basa en comenzar a trabajar con los actores. Para que ello, luego vaya contaminando, en el buen sentido de la palabra, la puesta. Entonces, la gran mirada estuvo puesta ahí, en el trabajo de esas dos familias, en recrear a ese padre que no existe, que no está en escena pero que hay que hacerlo existir, tiene que estar presente en ambas familias. Por más que una lo tuvo presente en su vida y otra lo tuvo ausente. Me parecía muy importante la construcción de ese padre que es el corazón de la obra. Y también la construcción del clima del velorio, sin caer, también, en un trabajo que no tenga acción teatral; el velorio por sí mismo no tiene acción teatral. Lo que tiene acción teatral es los vínculos, lo que pasa entre los personajes, el velorio es un contexto, una circunstancia, que potencia los vínculos, los pone sensibles, al límite, los pone en profundidades que no esperaban, me parecía importante lograr eso desde lo actoral. Después, llego la puesta, donde el gran desafío que tuvimos con la escenógrafa Sabrina López Hovhannessian y con Jorge Ferro que es el iluminador, es poder montar una puesta que trabaje con esos dos espacios, y que esos dos espacios se comuniquen y sean parte de un todo, de esa misma casa, de ese mismo padre, estar presente en los detalles de esos espacios, en esa misma casa. El tema de girar la escenografía para cambiar de un cuarto al otro, fueron desafíos muy lindos que como director nunca lo había tenido, y se da esta oportunidad, porque tuvimos una productora que invirtió en la producción de este espectáculo, y eso nos permitió trabajar con otras teclas del arte, como la escenografía, los vestuarios, etc… También fue muy importante trabajar sobre el ritmo de la obra, de alguna forma siempre la vi como dos obras que cuentan una misma historia, entonces, cuando arranca a segunda obra, promediando el espectáculo, la segunda familia siempre fue un desafío la transición, de mantener al público atento a la historia, que conecte con el caminar de la historia, eso fue fundamental para trabajar mucho el ritmo, los personajes,  las diferentes situaciones de los personajes, los diferentes conflictos internos, y los mundos de cada personaje. Como para ir rellenando la obra de toda esa emocionalidad y todo ese mundo que rodea a estas personas que fueron constituidas por ese padre, eso era muy importante. Y el tema de la identidad, que se plasma en uno de los personajes, ver como meter esa información sin caer en golpes bajos, sino que sea un condimento más de la historia, no subrayarlo, ni nada, es parte de mismo cuento y, también, hablamos de parte de nuestra historia y es un poco el gran germen de la obra…

Elenco

Dana: Tamara Liberati

Letizia: Antonela Scattolini Rossi

Marcos: Matías Leites

Piero: Tomás Pinto Kramer

Felipe: Sebastián Bauza

Ignacio: Sebastián Sinnott

Bianca: Malena López

Victoria: Bianca Vicari

Asistentes de dirección: Julieta de Moura y Victoria Municoy

Diseño de escenografía y vestuario: Sabrina López Hovhannessian

Asistente de escenografía y finish: Julieta Muro Frangi

Realización de escenografía: ArtActions BA

Diseño de iluminación: Jorge Ferro

Música original: Juan Pablo Schapira

Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia

Fotografía en sala: Bianca Vicari

Gestión de subsidios: Marina Kryzcuk

Prensa y difusión: Caro Alfonso

Producción general: Tamara Liberati

Dramaturgia: Pablo Bellocchio

Dirección: Gastón Cocchiarale

Funciones: viernes 20 hs.

Duración: 80 minutos

TEATRO PICADERO – Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857

Valor de la entrada: $ 1500 (descuentos a estudiantes y jubilados).

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