Nota Realizada por LA SIBILA para Eclécticamente Arte.

Con los días “ni”, fresquitos por la mañana y cálidos durante la mayor parte de la jornada, con chaparrones, nubes y sol, el otoño se va acercando para decirnos también que con su llegada oficial iniciamos el año astrológico.

Y tal cual el clima, también nosotros estamos en ese proceso “ni”.

Estos últimos años manifestamos cambios en nuestra manera de sentir, de elegir, de proyectar, de relacionarnos, de sanar… Pero aún así, interiormente intuimos que no terminamos de completarlos.

¡A no desesperar!

Como héroes que somos en este periplo terrenal, los ayudantes planetarios están haciendo lo suyo para que cerremos ciclos:

-Saturno, ese señor duro que por momentos nos retira del mundanal ruido, está en su domicilio, Capricornio, para que aceptemos y reconozcamos nuestras responsabilidades de una buena vez. Con él la negociación del más tarde es nula. Es Cronos, es el tiempo mismo y llegó para decirnos que sin prisa, pero sin pausa, nos levantemos de la silla aunque nos pese.

-Plutón, el hacedor de toda resiliencia, también eligió Capricornio para instalarse. Desde ese signo nos dice que la transformación es inevitable y que resistirse aferrados a viejos paradigmas no es una buena idea.

-Neptuno, con sus dotes bohemias e ilusorias, ubicado en su domicilio, el signo de Piscis, nos suaviza la rigidez de Saturno poniendo un toque de fantasía y generando ocasiones que, si bien nos tientan hacia la evasión, colaboran con la causa: conectarnos con nosotros, con nuestra intuición y la sensibilidad.

-Urano, el rayo revolucionario, ahora en Tauro, nos dice bien de cerca que lo que fuimos proyectando cuando pasó por Aries lo materialicemos.

-Mercurio, planeta de las comunicaciones, viajes, permutas, con menos ligereza desde su retrogradación, nos ayuda a rever qué decimos, cómo lo decimos, qué queremos que entiendan y qué queremos entender, qué firmamos, qué compramos, cómo nos desplazamos…

Continuemos hacia lo que cada quien sienta que es el camino/ cambio para evolucionar.

La capacidad de ir más allá de lo que creíamos firme ya la tenemos.

Y no faltará mucho para que más de uno nos encontremos diciendo cual mantra: se llama calma y me costó muchas tormentas, (…) se llama calma y con nada se paga, no hay moneda de ningún color que pueda cubrir su valor cuando se hace realidad. *

La Sibila

 

*Texto atribuido al Dalai Lama.